No siempre es fácil permanecer optimista ante la enfermedad, especialmente para los niños que a menudo no comprenden la gravedad de la situación. La escritora y voluntaria Ana Paula de Abreu decidió llevar esperanza a los pacientes ingresados ​​en el servicio de oncología pediátrica de un hospital, dedicando su tiempo a contar historias con mensajes positivos. Inspirada por la transformación que proporcionaron estas narrativas, publicó el libro “Cabelo de Estrelas”, donde la protagonista también enfrenta el cáncer infantil.

“Cabelo de Estrelas” es una obra que nació de las experiencias de Ana Paula junto a los niños y sus familias. Ilustrado con sensibles acuarelas de Ana Cardia, el libro cuenta la historia de una niña que, al ver su reflejo sin cabello debido a la quimioterapia, imagina su cabello de maneras creativas, como estrellas, flores y conchas de mar. Este enfoque lúdico e imaginativo tiene como objetivo brindar consuelo e inspiración a lectores jóvenes que enfrentan desafíos similares.

Ana Paula de Abreu, quien siempre tuvo pasión por escribir cuentos, convirtió esta pasión en carrera luego del nacimiento de su hija. Con 14 libros publicados y más de 600 mil ejemplares vendidos, la escritora también tiene un posgrado en Literatura Infantil y Psicología Positiva, y actualmente cursa estudios de posgrado en Neurociencias, Desarrollo Infantil y Educación. Su obra, “Cabelo de Estrelas”, es otro paso importante en su misión de llevar esperanza y alegría a los niños sometidos a tratamiento contra el cáncer.

¿Qué te inspiró a escribir “Cabelo de Estrelas” y cómo influyeron tus experiencias como voluntario de oncología pediátrica en la trama del libro?

La experiencia como voluntaria en el servicio de Oncología Pediátrica del hospital me hizo ver cómo la literatura puede ser una herramienta importante en el entorno hospitalario. Es un recurso de fácil acceso y bajo costo que aporta alegría y desarrolla la creatividad y la imaginación, tan importantes para el desarrollo infantil.

¿Puedes contarnos más sobre el protagonista del libro? ¿Cómo desarrolló su carácter y su imaginación creativa durante el tratamiento?

La protagonista es una chica que se ve en el espejo con distintos tipos de pelo: pelo de concha, pelo de flor, pelo de estrella, etc. Hasta encontrarse con el pelo de la esperanza (cuando se caen los mechones). A través de la imaginación, es capaz de atravesar este proceso de caída del cabello de una forma más suave. Guarda las luciérnagas en un frasco para alegrar los días grises. Las luciérnagas, aquí, son una metáfora de nuestra luz interior. Es un libro que no habla de enfermedad, habla de autoaceptación, de empatía, de esperanza.

¿Cuál es el mensaje principal que quieres transmitir a los lectores con “Cabelo de Estrelas”?

El mensaje de que los niños, incluso cuando están enfermos, deben seguir siendo niños. Necesitan imaginar, crear, seguir accediendo al lado lúdico para poder afrontar esta difícil fase con más tranquilidad. Y nunca dejes de creer en ti mismo, en tu fuerza interior.

¿Cómo fue el proceso de escritura de este libro en comparación con tus otros trabajos? ¿Hubo algún desafío específico?

Siempre es un desafío escribir sobre un tema delicado. Es necesario tener equilibrio, gentileza para abordar temas que pueden causar algún malestar. Ese no es el objetivo del libro. El objetivo es crear un momento de conexión con el lector, un momento de interacción, de imaginación. Por lo tanto, debemos tener cuidado cuando abordamos este tipo de temas.

¿Cómo fue trabajar con Ana Cardia para ilustrar el libro? ¿Cómo colaboraste para asegurar que las imágenes complementaran la narrativa?

Ya había trabajado con Ana en otros proyectos. Elegí su obra precisamente por su sensibilidad y su arte, todo en acuarela, aportando delicadeza y suavidad. Ana tiene una mentalidad muy parecida a la mía y, por tanto, nuestro trabajo acaba complementándose de forma muy positiva.

Ana Paula de Abreu
Ana Paula de Abreu

¿Cómo influyó su formación en Psicología Positiva en el abordaje del delicado tema del cáncer infantil en el libro?

Todavía se confunde la Psicología Positiva con la disciplina positiva (son líneas de trabajo diferentes), y muchos piensan que se basa en frases motivadoras y cosas así. De hecho, la Psicología Positiva aporta una perspectiva diferente a la Psicología, desviando el foco de la enfermedad y acercándolo al potencial del individuo en su conjunto. No somos nuestras enfermedades y nuestros problemas. Pasamos por situaciones difíciles, pero tenemos otros aspectos importantes que nos hacen personas únicas. Estos aspectos no pueden dejarse de lado, al contrario, hay que estimularlos y potenciarlos.

¿Cuál ha sido la reacción de niños y familias ante “Cabelo de Estrelas”? ¿Hay algún comentario en particular que te haya tocado profundamente?

Recibí muchos comentarios conmovedores de madres que recibieron el libro y se lo leyeron a sus hijos que estaban en tratamiento. Creo que esta historia hace que los niños vean que, incluso cuando están enfermos, siguen siendo protagonistas de sus historias, al igual que la niña del libro.

En su opinión, ¿cuál es el papel de la literatura infantil a la hora de ayudar a los niños a afrontar retos difíciles como enfermedades graves?

Creo que la literatura infantil es una excelente herramienta para ayudar en estos casos, ya que es de fácil acceso y permite diálogos importantes que, en ocasiones, no se dan porque los propios familiares no saben cómo afrontarlo.

¿Tienes planes para nuevos proyectos o libros que sigan una línea similar de empatía y esperanza?

Tengo otros libros que siguen esta línea, como “Pedro Pianista”, que es una historia basada en un pianista catarinense que nació sin vista e hizo de la música un aliado importante para afrontar esta situación. No puede ver, pero puede oír. Y al igual que sus oídos, puede sentir el mundo exterior y los sentimientos de las personas.

También escribí el libro “Uma Baleia”, ilustrado por Camila Yallouz, una ilustradora autista que hace un trabajo maravilloso. Este libro cuenta la historia de una ballena que nace bailando porque escucha una música que otras ballenas no pueden oír.

Como tengo TDAH, diagnosticado a los 25 años, también nadé siempre “contra corriente”. No siempre fui comprendido y aceptado, pero me encontré escribiendo. Creo que estas historias pueden hacer que los niños comprendan que pueden ser quienes son. Nadar contra corriente puede resultar más agotador y consumir más tiempo, pero es un camino lleno de posibilidades que también conducen a la felicidad.

¿Qué consejo le daría a otros escritores que quieran abordar temas delicados en libros para niños de una manera amable y positiva?

Mi consejo es adoptar una visión más amplia, no centrarse en el lado informativo, ni intentar dar una lección moral o, incluso, sacar a relucir el lado oscuro de estos temas. Hay que recordar que la lectura debe ser un momento placentero, que permita el diálogo, sí, pero que también proporcione diversión, al fin y al cabo estamos ante el universo infantil. La pregunta es: si yo fuera un niño y estuviera pasando por esto, ¿cómo querría abordar este tema? ¿Qué me gustaría leer? Es fundamental ponerse en el lugar de estos niños y comprender este lugar.

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