La escritora y poeta Irene Genecco nos presenta una obra fascinante, “A Look Beyond Daily Life: Urban Tales & Others What Such”, en la que utiliza situaciones aparentemente comunes para explorar temas profundos y actuales. Con 20 relatos que mezclan cuentos y crónicas, el autor invita a reflexionar sobre los efectos del tiempo, el miedo a envejecer, las relaciones familiares y la dificultad de mantenerse al día con los vertiginosos cambios del mundo moderno.

A través de narrativas reales y pura ficción, Irene Genecco nos transporta a variados universos, explorando elementos oníricos, espirituales y metafísicos. En medio de protagonistas en busca de su verdadera esencia, nos vemos llevados a cuestionar la agotadora realidad competitiva y acelerada que muchas veces nos rodea. Cada historia está enriquecida con pistas musicales que complementan las emociones de la lectura, creando una experiencia literaria única y atractiva. “Um Olhar Para Além do Cotidiano” es una invitación a desprenderse de lo superficial y adentrarse en reflexiones profundas sobre la vida, el tiempo y la búsqueda de la libertad interior.

¿Cómo surgió la inspiración para escribir “A Look Beyond Daily Life: Urban Tales & Others What Such”? ¿Cuáles fueron las principales motivaciones detrás de este libro?

Mi libro está compuesto por diferentes momentos de mi vida. Son escritos de hace 30 o 40 años, pero también agrego escritos recientes. Lo que caracteriza mi discurso no está contenido sólo en “Um Olhar para Além do Cotidiano”, sino que está presente en todo lo que escribo.

Los cuentos, las crónicas y la poesía son mis modos de expresión. La vestidura (superficie) de esta escritura está formada por situaciones comunes, pero para mí nunca banales, es aquí donde entra en juego la expresión “una mirada más allá”. A estas situaciones cotidianas, cotidianas, aparentemente superficiales, yo las llamaría “baldosas”, como en “si esta calle fuera mía, la tendría embaldosada”. Sin embargo, como un mosaico, los diferentes ángulos terminan integrándose, interpenetrandose, y la armonía de la palabra aparece en el fondo, provocando reflexiones en todo aquel que esté dispuesto a leer. El hilo que une esta diversidad de percepciones a la hora de escribir es siempre un hilo magnético: la búsqueda de uno mismo, la inquietud, los conflictos, las fantasías, la realidad y la irrealidad, juntas y mezcladas.

“Cuentos urbanos” encajaría en la llamada “realidad”, y “Otros que tal” sería parte de la imaginación, y/o ficción, nunca “irreal” en su totalidad. El resultado de esto es el surgimiento de la trascendencia de lo meramente concreto de la vida, de la materialidad que nos subyuga. Mientras tanto, es posible vislumbrar algo más grande, que no se corrompe, que no termina.

La obra aborda temas como el tiempo, el miedo a envejecer y las relaciones familiares. ¿Cómo utiliza cuentos y crónicas para explorar reflexivamente estos temas?

Yo no uso las historias, ellas me usan a mí. Soy el instrumento que detecta y la escritura es una consecuencia y expresión de ello. A ver: Ya era hora, creo que quizás sería mejor entenderlo como algo concreto, y no abstracto como pueda parecer. De esto hablo en el cuento “A estação do tempo”: si el tiempo fuera abstracto, abstracto sería nuestra alegría y nuestro sufrimiento. Sin embargo, saboreamos en nuestra piel, en nuestra mente, en nuestro estado de ánimo, en la salud o la enfermedad, los efectos de esta visión temporal.

El tiempo parece gobernarnos, dominarnos y hasta vencernos en muchas circunstancias, como algo que nos gobierna y nos consume, invisible y dictatorial. Es como luchar contra un fantasma, nunca sabemos de dónde viene, dónde está y hacia dónde va. Pero cuando nos damos cuenta de que el tiempo es solo la organización de lo que elegimos ser y practicar, con las consecuencias de esto, todo se vuelve más claro y relativamente más fácil.

Todo depende de nosotros, incluso si estamos involucrados en un sistema de gobierno, cultura, sociedad o religión. Siempre tendremos opciones que tomar. Esta es la relatividad del tiempo, el orden que ponemos en lo que es más importante o menos importante en la vida. La vida, cuyo tiempo es sólo un sinónimo, es movimiento, acción y mutación, por tanto nada abstracto, pues depende de la fuerza, el discernimiento y la decisión ante los desafíos.

Yo creo que nadie tiene miedo de envejecer, porque eso es parte de la vida. El miedo no tiene que ver con la edad, ni con ningún otro aspecto físico. Se trata de la amenaza de exclusión del ser que imponen los sistemas dominantes. Es la amenaza de sentirse desterrado de tal o cual posibilidad, es un cierre de horizontes. Esto asusta, paraliza y consume el gusto, la alegría y el placer de vivir.

El prejuicio no tiene vida propia, se compone de predeterminaciones conjuntas en un entorno. Es biunívoca, sólo aparece en una relación de tipo ‘compraventa’. Es decir, alguien decreta cómo deben ser las cosas y alguien compra esto como una verdad absoluta. Ambos movidos por un elemento común: el miedo a ser desterrados de una pertenencia vital, excluidos del grupo. Esto sostiene una relación dominado/dominador. Esta reflexión ya incluye el tercer punto, sobre las relaciones familiares.

¿Cómo utilizo estas reflexiones al escribir? No pienso en valores y principios como empezar a dar fluidez a la escritura. Me estaría utilizando a mí mismo: sería un texto adaptado, artificial, limitado, aunque cumpla requisitos formales lingüísticos y lógicos. Tal vez es por eso que la IA nunca cubrirá la sutileza de la inteligencia viva: sensación y sentimiento entrelazados con el intelecto, componiendo algo único e induplicable. Es esta sutileza profundísima e infinita la que caracteriza nuestra mirada y nuestra comprensión de las cosas.

Los valores, reflexiones, consideraciones y pilares que estructuran el escrito vienen por sí solos, en la fusión entre lo concreto y lo abstracto, el acontecimiento mismo y lo que sentimos y pensamos sobre él. Podríamos llamar a esto inspiración.

En “Agrégame en MSN (¡otra vez!)”, una de las historias del libro, abordas las relaciones en línea y la falta de conocimiento de una mujer mayor en este contexto. ¿Cuál es la importancia de discutir la tecnología y sus influencias en las relaciones humanas?

El tema no es el mundo virtual “tecnológico”, sino las relaciones virtuales que parecen tomar forma en el mundo contemporáneo. Es importante discutir y aprender nuevas tecnologías e incluirlas en tu vida diaria, sin embargo, es más importante entender que los lazos afectivos, las emociones, las relaciones y la búsqueda de plenitud y crecimiento permanecen intactos.

El conflicto de la mujer en el cuento no es con la tecnología. Lo que la frena son sus propios prejuicios exportados e importados, en cuanto a la edad, diez años de soltería, divorciada y aventurarse en otra relación. “¿Mis hijos me juzgarán intrascendente?”, “¿Este tipo se burla de mí?”, “¿Aún es hora de que me actualice con este mundo calculador, disfrazado y malicioso que se esconde en el mundo virtual?”. Sus dificultades con la tecnología son reales, pero posibles de revertir, aunque con reservas. Lo irreversible es la soledad frente a este falso mundo, y el sentimiento de ser utilizados por un sistema que favorece el engaño y el engaño.

“Relativizando” trata sobre los prejuicios relacionados con la edad, especialmente de las mujeres. ¿Cómo ve la relación entre envejecimiento y capitalismo en la sociedad contemporánea?

La autoconciencia en el sentido de una belleza efímera, propagada y disfrazada de felicidad, afecta y consume la dignidad humana, a cualquier edad, tanto en hombres como en mujeres, pero con mayor crueldad en las mujeres.

El consumismo y la superficialidad nos alejan de un conocimiento más profundo de nosotros mismos y nos banalizan.Nuestras exigencias, físicas y mentales, son de baja calidad: la competencia, la fama y el éxito son nuestros objetivos, sin importar a quién o qué estemos usando como escalera. Nos convertimos en máquinas, somos abastecidos, programados y activados desde el exterior por una inteligencia artificial, movidos por el sistema, nunca por el ímpetu de una necesidad o clamor real de nuestra naturaleza humana.

Tenemos sed de sustancia, pero estamos perdidos en el vacío existencial de lo relativo y fugaz. Limitado a la deificación del cuerpo físico, el nivel salarial, el área donde vivimos, o incluso en qué tipo de actividad profesional nos insertamos, nos enfrentamos a un angustioso malestar interior. La falta de sentido que le damos forma a nuestra vida adulta nos frena.

“Hoy en día, vemos mujeres que se sienten aterradas cuando llegan a los 30 años, sin tener su vida dirigida todavía. Es allí donde también se manifiestan los primeros signos de decadencia del vigor físico. Envejecer se convierte en sinónimo de decrepitud, y todos sus sinónimos se asemejan a quiebra. La sabiduría y la madurez no despiertan codicia en nadie. ¿Dónde alimentaría la sabiduría la frescura de la inmediatez o la competencia? Sin competencia, ¿cómo alimentar el consumismo? Sin consumismo y sin competencia, muere el mito de la belleza, centrado en la primacía de las apariencias. Me detengo aquí…” – Transcripción de parte de la crónica “Relativizando”

Irene Genecco

Además de cuentos realistas, utilizas elementos fantásticos, oníricos y metafísicos en algunas narrativas. ¿Cómo contribuyen estos elementos a explorar los conflictos de la existencia humana?

Pienso que la fantasía, el sueño y la metafísica están conectados en el papel de aliviar tensiones, dar rienda suelta a nuestros miedos y elevarnos por encima de los límites dictatoriales de reglas y formalismos. Es una dimensión liberadora de la vida cotidiana, la banalidad y las corrientes inductivas al bien y al mal. Pero la metafísica no se caracteriza exclusivamente por la fantasía. Es una percepción más ligada al intelecto, a la capacidad lógica de enmarcar causa y efecto en términos de la vida, los seres y el universo como un todo. La metafísica es algo, como su nombre lo dice, que va más allá de lo que afirman nuestros sentidos físicos.

Lo fantástico y lo onírico se diferencian de la Metafísica, porque los primeros nacen de la imaginación, se inventan, donde todo cabe. Este último es como un despliegue del intelecto, la razón, la lógica de causa y efecto. Este, aunque abstracto e invisible, parece más real.

En “Concepción” presentas la fecundación de una mujer a través del polvo cósmico, mientras que “O Pesadelo de Lolita” se adentra en las pesadillas de una adolescente adoptada. ¿Por qué elegiste abordar estos temas específicos en tus historias?

No planifico ni elijo el abordaje de un tema antes de escribir, especialmente en cuentos. A veces hago esto en una crónica, pero un relato, una crónica o una poesía siempre nace primero de una intuición, de un sentimiento repentino, de un pensamiento no fruto de la reflexión, de una percepción inédita, inexplicable, de un impacto sensorial, visual o auditivo. .

A veces me quedo con esto dos o tres días, y luego me siento a escribir. Si pasa este tiempo, la inspiración caduca. “Concepción” escribí de un tirón, en unos 15 o 20 minutos, movido por la magia de las palabras, por el sonido y la belleza de la secuencia que comenzaba a desarrollarse en mi cabeza. Lo escribí a mano, luego cambié a la computadora. Cuando terminé, fui a investigar si Neptuno realmente tiene anillos gaseosos y si estaban hechos de gas metano. Y confirmé. No estoy describiendo la fecundación de una mujer, sino el surgimiento de la mujer y el hombre, en un encuentro entre el óvulo y el espermatozoide, que vagaban sin cuerpos en la polvareda cósmica. En cuanto a la pesadilla de Lolita, describo mis propios miedos y fantasías cuando era adolescente. fui adoptado

Los protagonistas de las historias buscan encontrarse en un contexto de cambios vertiginosos, fuera de sintonía con la sociedad. ¿Cómo ves la importancia de buscar la conexión con la propia esencia y la libertad en un mundo que valora la prisa y la superficialidad?

Nuestra esencia interior proviene del exterior. Afuera y adentro son caras de una misma moneda: son nuestras absorciones que pasan por el filtro de nuestro juicio y capacidad de discernimiento, cuando hay madurez y condiciones para ello. Por eso lo llamamos “interno”. La esencia del mundo es la vida, por lo tanto es acción, movimiento, velocidad, combate, luchas personales y colectivas.

El aparente desajuste de la intelectualidad, las emociones, los conflictos, los desajustes, los encuentros y los desencuentros forma parte de la libertad de elección de cada ser. Digo aparente, porque el complejo social es mucho más complejo de lo que podemos suponer, individualmente. Cada uno tiene su momento para entender ciertas cosas. No existe una individualidad absoluta o genuina per se, ya que cada uno de nosotros somos creados, educados y alimentados intelectualmente por una sociedad movida por paradigmas y creencias.

Nuestra esencia es un capullo, donde desarrollamos alas, mientras que el lado externo, o la superficie, nos confina en pasiones que nos dominan, en una hipnosis colectiva. La prisa es parte de un sistema tendiente a la alienación, en aras del ejercicio del dominio, en el que no hay tiempo para pensar porque pensar te libera. Sólo una conciencia enajenada se deja gobernar y someter.

Es un juego de dominado y dominante, que solo termina cuando comenzamos a desarrollar nuestro sentido de trascendencia entre la apariencia y el verdadero contenido, o entre la forma transitoria y la sustancia que sustenta todo y conduce al crecimiento y la superación de desafíos.

Además de escritor, también eres pedagogo y tienes experiencia en el campo de la educación. ¿Cómo influye esta experiencia en su escritura y en los temas que aborda en sus libros?

Mi formación académica es la Educación, ya pesar de no haber ejercido nunca la profesión (salvo en prácticas y pequeñas experiencias de voluntariado), saco de esta tierra fértil todo mi aprendizaje. La educación es el fundamento de todo aprendizaje, porque nos pone frente a frente con la fragilidad del ser humano en su ignorancia e inocencia natural, desde que llegamos a este mundo. Educar es un acto de amor y el amor es el oxígeno de la vida.

La educación, sea sistemática o no, tiene principios de igualdad, equidad, disciplina, respeto y saca lo mejor de nosotros. Junto a la filosofía, brota en nosotros alas hacia un mundo de relaciones más equilibradas y sanas.

“Una mirada más allá de la vida cotidiana” es su tercer libro publicado. ¿Cómo percibes la evolución de tu escritura a lo largo de estas obras? ¿Qué lecciones te llevaste para construir este nuevo trabajo?

Creo que ya en el primer trabajo, un poemario en Antología, en 1985 – “Cuando caen las hojas” ya tenía la sensación de sembrarme a través de la escritura. Sin embargo, las ganas de aplausos y reconocimiento del público eran mucho más fuertes. En mi libro del año pasado, “No Mundo da Ficção, Só que Não”, transcribo relatos de experiencias vividas (como la regresión a vidas pasadas y la Ayahuasca) que conducen a reflexiones metafísicas.

Si uno tiempos y temas, veo que la metafísica sigue siendo mi brújula. En términos de “evolución” me siento más completo, y no más en pedazos como más joven. Entiendo que corrigiendo mi mirada, más allá de lo que puede alcanzar el sentido físico, me mejoro con más integridad y tengo más que ofrecer de mí mismo. Esto me llevó a juntar mi escritura pasada con escritura más actual y condensarla en este libro actual.

Además de escritora, mantiene el blog “Além da Margem do Mundo”, en el que escribe sobre diversos temas. ¿Cómo influye la interacción con los lectores y el intercambio de ideas en la plataforma en línea en su escritura y proceso creativo?

Tener una plataforma pública da vida a mi deseo y placer de escribir, porque escribir es un acto de intercambio y de compartir, nunca un acto condenado al aislamiento y al anonimato. Incluso si mi nombre no estuviera allí, nada sería anónimo. Me siento presente en mis palabras: todas ellas dicen “¡Yo soy!”. Saber que alguien está al tanto de nuestros pensamientos, ya sea elogiándonos o no, nos da señales y sentido de pertenencia, como “¡Oye, alguien me ve!”.

Todavía no tengo interacción con los lectores, porque hace tiempo que creé este espacio. Pero eso no importa mucho por ahora. Cuando escucho el plim-plim en el celular, avisándome que alguien está visitando mi blog, esto me basta, para realizarme. Lo importante es que yo me plante allí. Sé que alguien lee, y leerá.

A lo mejor hay gente que guarda sus escritos para que se vean después de muertos, no lo sé. En mi caso, me hace mucho bien saber que estoy lanzando mis ideas e ideales al mundo, como sembrando el terreno para las generaciones futuras. Tal vez sea una forma de concretarme en la eternidad, en este orbe.

Sigue a Irene Genecco enInstagram

Share.