La compositora e intérprete Marcela Lucatelli lanza “ANTICIVILIZATOR”, el segundo video musical de su trilogía audiovisual, iniciada con “JANEIRO JUNTO É BOM”. El nuevo tema, parte del aclamado álbum Coisa Má, combina ritmos profundos, voces irónicas y ritmos rotos en un ritual sonoro que mezcla crítica social, placer y encanto. Dirigido por la propia artista, el video narra un viaje de éxtasis e insubordinación, expandiendo las fronteras entre lo urbano y lo ancestral.

Marcela, «ANTICIVILIZATOR» parece traducir una rebelión casi ritualista, en la que el cuerpo se manifiesta. ¿Cómo ves la relación entre sonido, cuerpo y resistencia, especialmente en este momento de tu carrera?

El cuerpo es el primer instrumento de resistencia. Incluso antes de cualquier palabra, vibra, pulsa, responde y crea música. ANTICIVILIZAR nace de este deseo de restaurar el poder ritualístico y político del cuerpo. El sonido, para mí, es carne viva en movimiento, un cuerpo en fricción con el mundo. En este momento de mi carrera, cuando mi mirada hacia Brasil se vuelve más presente e intensa, quiero encender esta fusión: cuerpo y sonido como lenguaje vivo de rebelión. Mejor que simplemente resistir es poder existir en éxtasis: bailar, reír, transformarse. Esto también es insurgencia.

En este nuevo video musical, bailas literalmente sobre los escombros, simbolizando la transgresión y el colapso de las normas. ¿De dónde surgió la inspiración para crear esta atmósfera de trance y rebeldía? ¿Y cómo fue plasmar este concepto visual?

La imagen de los escombros es casi un reflejo del mundo en colapso: climático, social, emocional. Pero también conlleva cierta sensualidad del fin, ¿sabes? Una libertad pura que solo emerge cuando todo se derrumba. La inspiración visual surgió de este deseo de bailar en medio de la destrucción, de transformar el caos en un ritual, en liberación. La protagonista del video siente el efecto de su propia poción liberadora en su cuerpo, atravesado por referencias que van desde el trance en rituales indígenas y afrobrasileños hasta la música electrónica afrodiaspórica , pasando por el cine punk y el teatro físico. Es un cuerpo que se derrumba y trasciende al mismo tiempo.

Se le ha descrito como un compositor que explora los límites del cuerpo y la voz, creando experiencias radicales y desafiantes. ¿Cómo aborda esta audacia al transformar los límites en lenguaje artístico? ¿Qué representa para usted como creador?

No busco la radicalidad por la radicalidad misma. Lo que me mueve es el deseo de excavar, de afeitar, de desgarrar superficies y de tejer nuevos mundos. El cuerpo tiene mucho que decir antes de ser domesticado por el lenguaje. Mi audacia nace de la urgencia de escuchar este cuerpo y sus deseos sin filtro: gritar, reír, gemir, romper formas. Estos límites que se nos imponen son ficciones civilizadoras, y romperlos es liberar la creación. Es en esta ruptura donde el arte respira poder.

Marcela Lucatelli (Ana Alexandrino)
Marcela Lucatelli (Ana Alexandrino)

La canción «ANTICIVILIZADOR» posee una mezcla sonora que roza el Drill , el Pagodão y el hip-hop experimental. ¿Cómo fue el proceso de construcción sonora de este tema y cómo interactúa con las referencias que admiras?

Fue un proceso de posesión sónica. Quería un ritmo sucio, casi grotesco, pero también bailable: una mezcla de apocalipsis y danza. El taladro y el pagodão aportan esta tensión: violencia, erotismo, supervivencia. Trabajé con texturas que diluyen los géneros y activan el cuerpo. Es un sonido que no busca complacer; busca invadir, provocar, sumergir al oyente en la piel de la ciudad.

Mencionaste que la canción busca instigar, no consolar. ¿Por qué crees que es importante provocar, reírse de la seriedad y bailar sobre las ruinas, especialmente en el panorama social actual?

Porque la risa es revolucionaria. Enfrenta la realidad de frente, crea nuevas conexiones y nos impide caer en la rigidez de las verdades absolutas. Esto es esencial para mantener nuestro ser en el mundo en movimiento creativo. La provocación, para mí, es una forma de descolonizar los sentidos: romper con la normatividad de la comodidad y dar cabida a otras formas de sentir e imaginar. En tiempos tan centrados en una narrativa de colapso inevitable, no podemos limitarnos a artes que solo distraen o anestesian. El arte también debe ser un hechizo , una risa, una bomba simbólica. Bailar sobre las ruinas no es aceptar el fin como destino. Es transformar la caída en un ritual de renacimiento.

La trilogía audiovisual que comenzó con «JANEIRO JUNTO É BOM» cobra fuerza con «ANTICIVILIZADADOR» , donde lo urbano y lo ancestral se unen. ¿Cómo imagina la continuación de esta trilogía y qué podemos esperar de la siguiente etapa?

El siguiente tema es el veneno final, una especie de ofrenda psicodélica. Cada video de la trilogía aborda un tipo diferente de posesión: amor, ira y, finalmente, trascendencia. Lo urbano y lo ancestral seguirán fusionándose, porque no existe una separación real entre ellos. La ciudad es un terreiro . El hormigón también late. Y la trilogía cierra con esta visión alucinatoria y mística de un nuevo planeta, nacido de las cenizas.

Marcela Lucatelli (Ana Alexandrino)
Marcela Lucatelli (Ana Alexandrino)

Tu carrera internacional incluye colaboraciones con conjuntos de renombre y participación en importantes festivales. ¿Cómo influyen estas experiencias en tu forma de crear y qué aportaste de ellas a este nuevo videoclip?

Estas experiencias han ampliado mi capacidad de escucha y me han empoderado para confiar en mi propio camino, dondequiera que mi misión creativa me llame. Trabajar con conjuntos contemporáneos e improvisadores radicales me ha enseñado a componer con silencio, con riesgo, a ver lo que muchos llaman errores como portales a otras dimensiones. Llevé esto al video musical: la confianza para dejar que el sonido respire, para crear imágenes que no explican, sino que invocan. Este tránsito internacional me permite pensar desde los márgenes, y ser extranjera es, para mí, una poderosa forma de crear.

“ANTICIVILIZATOR” es una invitación a reír con rabia y a transformar el cuerpo en un manifiesto. En tu opinión, ¿cuál es el poder de unir música, performance y crítica social? ¿Qué esperas despertar en el público que escucha y ve tu obra?

Quiero provocar una descarga. Un cortocircuito. Cuando la música, la performance y la crítica social se fusionan, se crea un espacio donde algo real puede suceder: un lugar de suspensión, de poder, de libertad. No espero que el público lo entienda todo racionalmente. Quiero que sientan, que vibren, que se reconozcan y se sorprendan. Que se vayan sintiéndose afectados, provocados, quizás incluso un poco poseídos. Porque el mundo necesita nuevas formas de sentir y de rebelarse.

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