Los mejores libros nacieron de un deseo incontrolable de contar historias e inmortalizar ideas. “Mi caballo se llamaba Alegre” es uno de ellos. Diseñada sin pretensiones, para registrar recuerdos familiares, ensoñaciones y poemas, esta obra de Sonia Paim se convirtió en la hermosa historia de una vida. A sus 78 años, el autor debuta en la literatura con una obra llena de personalidad, humor y emoción.
Mi caballo se llamaba Alegre reúne reflexiones ligeras y profundas, que de entrada no tienen ningún orden, como si se tratara de un mosaico de textos y poemas. Entre los temas tratados se encuentran el origen de expresiones incorporadas al vocabulario familiar, recuerdos de seres queridos, relatos de viajes y escenas del pasado, la historia de un matrimonio de 52 años, entre otras narrativas variadas.
En el texto que da nombre al libro, Sonia cuenta historias de su abuela Dady y su bisabuela Emília. Estas matriarcas crearon expresiones que, décadas después, todavía eran utilizadas por la familia. Uno de ellos fue cuando Emília intentó contarle recuerdos de la finca donde creció. Después de iniciar la frase cuatro veces sin llamar la atención, dio un puñetazo en la mesa y gritó: “¡mi caballo se llamaba Alegre!” La expresión permanecería eterna en la familia y sería utilizada por todas las generaciones posteriores cada vez que alguien quisiera ser escuchado.
En otro relato, Sonia Paim revela sus influencias literarias, como Cecília Meirelles, Vinícius de Moraes, Machado de Assis, Carlos Drummond de Andrade, Fernando Sabino, Lygia Fagundes Telles, Raquel de Queiroz y Gabriel García Márquez. El texto “Leer, leer, leer” es un importante incentivo para la literatura y el conocimiento de los clásicos.
El cariño volcado en la obra se evidencia en la reseña de su hijo Fábio Paim, en el prefacio de su hija Mitzi Paim Sandri y en las ilustraciones de su nieta Mariana Almeida Sandri. En Mi caballo se llamaba Alegre, el lector encontrará amor, familia, sonrisas y lágrimas. Encontrarás vida.
¿Cómo surgió la inspiración para escribir “Mi caballo se llamaba Alegre”? ¿Cuáles fueron las motivaciones que te llevaron a registrar tus recuerdos y ensoñaciones?
Cada hecho particularmente conmovedor o eventuales reflexiones sobre algunos temas me llevaron a registrar lo que pensaba sobre ellos. Ninguna intención de publicar un libro. Quería conservar estos recuerdos. Quería expresar mis sentimientos con palabras escritas, que es mi mejor forma de comunicación. Era casi una necesidad, que sigue viva.
El libro se describe como un mosaico de textos y poemas. ¿Podrías explicar cómo contribuye este formato a la narrativa y qué representa para ti?
Este mosaico representa la mezcla de acontecimientos importantes, de sentimientos en ebullición en diferentes fases y ocasiones. Ninguna vida es lineal. El mío tampoco. Mosaico es la palabra perfecta para describir mi narrativa. Representa mi vida y mis conceptos.
¿Cuáles son los temas más destacados tratados en su trabajo? ¿Existe algún tema específico que destaque por su profundidad o relevancia para el autor?
Se destacan las experiencias familiares. He notado que incluso quienes no conocían, por ejemplo, a mi madre, mi bisabuela o mi marido, se han conmovido con las historias que los involucran. Otros temas que vienen suscitando comentarios favorables son los vinculados a los viajes y las reflexiones sobre las relaciones.
La expresión “mi caballo se llamaba Alegre” se presenta como un hito en la familia. ¿Qué importancia tuvo este momento específico y cómo se trata en el libro?
Especialmente significativa fue la curiosidad que despertó el título. Sólo leyendo la primera crónica entenderás el por qué del título. Quiero ser escuchado por el lector. Hasta el día de hoy utilizamos la expresión – “mi caballo se llamaba Alegre” – utilizada por primera vez por mi bisabuela para que la familia escuchara su historia. A partir de entonces, la frase se insertó en expresiones comunes en nuestro entorno familiar, tan fuerte era la escena en la que una dulce mujer actuaba con gran energía. Decidí utilizar esta frase como título, para escapar de lo común y despertar la curiosidad. Todo indica que logré mi objetivo.
Además de los recuerdos familiares, ¿qué otras historias personales o pasajes memorables se exploran en el libro? ¿Hay alguna historia de viaje o episodio del pasado que se destaque en la narrativa?
Mi aventura parisina con una amiga (“París y alrededores”) y los lugares que aún quiero visitar o repetir (“Para visitar antes de morir”) han sido viajes alentadores. Leer también; Noto en los comentarios las ganas de leer que despierta la crónica sobre el tema (“Leer, leer, leer”). Y, denominador común: mi texto ha llamado la atención por su ligereza y buen humor. Casi todos los lectores que enviaron comentarios dijeron que se reían mucho al leer “Ya encontré a alguien” y “Reír es realmente bueno”.
¿Qué influencias literarias se mencionan en el libro? ¿Cómo influyeron estos autores en su escritura y cómo se presentan en el texto “Leer, leer, leer”?
Menciono a los autores que me han encantado a lo largo de las diferentes etapas de la vida. Monteiro Lobato fue parte importante de mi infancia y la de mis hijos. Machado de Assis me dejó asombrado por la maravilla de sus construcciones. Quién sabe, tal vez pueda conseguir más lectores en el mundo con esta crónica. Confieso que cometí un grave error al omitir a una escritora que me influye hasta el día de hoy: Martha Medeiros, que habla por nosotros. Abro con muchas ganas tus crónicas dominicales. Si hay un libro nuevo (no creo que pueda resistirme), tengo la intención de redimirme.
¿Cómo se reflejó el cariño de la familia en la creación de este libro? ¿Podrías hablar un poco sobre el papel de los miembros de tu familia en la producción y apoyo de este proyecto literario?
Tenía la costumbre de enviar de vez en cuando una nueva crónica a mis hijos y a un querido amigo, Flávio, que escribía la contraportada. Otro amigo, Edmundo Carvalho, también escritor, incluso sin leer mi obra, impulsó la publicación. Todos reaccionaron positivamente a la idea de hacer público lo que sólo estaba en el ordenador. Cuando decidí hacerlo el ánimo fue total. Mi hijo, que trabaja con palabras, fue incansable y paciente en su revisión. Mi nieta menor, que estudia Diseño en la Universidad de Nueva York, estuvo dispuesta a ilustrar cada texto, lo cual hizo con entusiasmo y aceptó todas mis sugerencias. Mi hija, que dice que “cuando sea mayor” quiere escribir como yo, debutó como escritora con el prefacio del libro. Sin ellos “Mi caballo se llamaba Alegre” no hubiera sucedido.
¿Cuál es el mensaje central u objetivo principal que quieres transmitir a los lectores a través de “Mi caballo se llamaba Jolly”?
El mensaje central es la importancia del amor – en la familia, los amigos, en las relaciones entre hombres y mujeres. También la necesidad de observar lo que nos sucede, desde los pequeños hasta los grandes acontecimientos, y aprovechar cada elemento que nos ofrece la vida. Me atrevo a decir que algunas partes pueden incluso funcionar como autoayuda.
¿Cómo describirías el tono emocional del libro? ¿Transmite más alegría, nostalgia, reflexión o una combinación de diferentes emociones?
Los propios lectores y sus mensajes tras la lectura del libro han definido mis textos como: ligeros, jocosos, apasionantes. La simplicidad es otra característica. No hice un libro de textos complejos. Muchos lectores que me conocen bien –familiares, amigos, antiguos compañeros de trabajo– dijeron lo mismo: que mientras leían parecían verme hablando con ellos, con la intimidad y vitalidad habituales.
¿Qué pueden esperar encontrar los lectores cuando profundicen en las páginas de “Mi caballo fue llamado Jolly”? ¿Cuáles son los principales elementos que hacen de esta obra una lectura única y significativa?
Puedo decir que muchos lectores se ven en un personaje u otro. La identificación con situaciones vividas –y registradas– por mí rescata situaciones vividas y no registradas por ellos. Muchos lamentan no tener acceso a sus propios recuerdos o no poder sistematizar algunos sentimientos porque no se plantearon plasmarlos en un papel. Pretenciosamente afirmo que hablo por mí y por ellos. Y yo también espero, ¿quién sabe? – dar más estímulo a algunos lectores, llevándolos a reflexionar sobre los temas tratados, como por ejemplo: realizar el “vivir solo” de manera alegre y enriquecedora, ser conscientes de las bellezas que nos rodean, de los buenos momentos vividos y a veces ni siquiera notados . Y, sobre todo, valorar la vida y el amor.
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