Fernando Sampaio , actor y productor polifacético, comenzó su carrera desde joven en Salvador y construyó una sólida carrera en teatro, televisión y cine. Con reciente participación en el reality show «A Grande Conquista» y en la película «Vendaval», Sampaio destaca por su versatilidad y llamativa presencia en superproducciones como «José do Egypt» y «Vai Na Fé». En 2024, promete volver a sorprender con el lanzamiento de «A Entrega» y «Lucas e os Dinos», reforzando su papel como uno de los grandes nombres de la escena artística brasileña.
¿Cómo reflexiona sobre su largo recorrido desde los escenarios de la Capital de Bahía hasta los grandes éxitos de la televisión y el cine? ¿Qué momentos han marcado más tu carrera hasta el momento?
Ah, mi Bahía, que me regaló regla y compás, que me llenó de energía y alegría, preparándome para estar siempre vibrante en la vida y el arte. Fue allí donde comencé mi viaje, donde la mirada atenta de tantos directores moldeó mi trayectoria y allanó el camino de este largo camino que vengo recorriendo. Desde el principio, el teatro fue un gran hito, especialmente con la obra O Grande Barato é Viver, que me enseñó la importancia de ir donde está el público, de conectar con la gente en cualquier espacio. Bajo la dirección de Fernando Guerreiro gané claridad y firmeza para pisar el terreno sagrado del escenario, algo que llevo conmigo hasta el día de hoy. La obra “Rubem” fue donde se estableció nuestra conexión.
Mi primera telenovela, Cidadão Brasileiro, fue un punto de inflexión en mi carrera. Ella me aportó un buen ojo para el arte de hacer televisión, y fue en Record donde recibí este regalo y el privilegio de trabajar junto a nombres sagrados de la televisión, como Cleide Yáconis, Celso Thiré y Benvindo Siqueira, entre muchos otros. Esto marcó profundamente mi camino y consolidó mi pasión por la dramaturgia.
Y, por supuesto, embarcarme en tantas historias bajo la dirección de Alexandre Avancini también fue un hito, cada proyecto me retó y me hizo crecer como actor. En el cine, la experiencia es siempre una ebullición de sentimientos, una calma que, al mismo tiempo, desgarra el alma. Cada película es una inmersión profunda que me transforma y renueva, recordándome por qué elegí esta intensa y gratificante profesión. Estos momentos son las piedras angulares de mi carrera y cada uno de ellos contribuyó al artista que soy hoy.
Tiene una sólida carrera en teatro, con énfasis en la obra «O Grande Barato é Viver». ¿Cómo ha influido esta experiencia en el escenario en tu trabajo en televisión y cine?
Maduré como persona y como artista haciendo O Grande Barato é Viver. Cuando comencé, tenía sólo 18 años y la obra estuvo en cartelera durante cinco años, con funciones diarias en escuelas públicas de Salvador y Bahía. La experiencia de pisar cada día diferentes escenarios y espacios fue un regalo constante, un contacto nuevo con personas diferentes cada día. Cuando el proyecto llegó a su fin, yo tenía 23 años, pero ya llevaba un bagaje que parecía una carrera de 50 años. Aproveché todo lo que ese proyecto podía ofrecerme y busqué otros caminos del arte, tanto dentro de mí como en mi ciudad, y no encontré más que consuelo.
Toda esta experiencia en el teatro moldeó el actor que soy hoy y moldeó mi visión del arte. Esta experiencia me enseñó el valor del respeto y la confianza, algo que llevo conmigo cuando entro a cualquier set de filmación. El escenario, por más íntimo que se vuelva con el tiempo, siempre señala la responsabilidad de pisar ese suelo con cuidado y reverencia. De la misma manera, cuando estoy en un estudio de televisión o en un plató de cine, llevo conmigo ese mismo respeto y compromiso total. El teatro me preparó para afrontar cualquier reto en la televisión y en el cine, recordándome siempre la importancia de cada paso y cada momento vivido en el escenario.

En el reality show «A Grande Conquista», tuviste la oportunidad de mostrar un lado diferente al público. ¿En qué se diferencia esta experiencia de sus actuaciones tradicionales y qué aprendió de ella?
«A Grande Conquista» fue otro regalo que me hizo Record, una oportunidad única de mostrarme con la cara limpia, sin las capas de un personaje. Este fue un gran desafío, porque en mi trabajo como actor me gano a la gente a través de personajes que muchas veces son muy diferentes a mí, con reacciones y comportamientos que nunca tendría en la vida real. En realidad, sin embargo, quedé expuesto como Fernando, con todas mis marcas, miedos, ansiedades y frustraciones.
Tengo una relación completamente aterrorizada con la mentira, algo que viene desde la niñez, por las consecuencias que las mentiras de mi padre trajeron a nuestra familia. En el programa, todas estas cicatrices se reabrieron y mis heridas quedaron expuestas. Aunque no fue intencional, muchos participantes terminaron tocando estas heridas, y cuando se dieron cuenta, algunos todavía insistieron en abrir más. Romper la cuarta pared siempre es un desafío para un artista, incluso en el teatro, donde existe cierta protección que nos brinda la magia del escenario. Ahora, ¿te imaginas entrar desnudo, todos los días, a la casa de alguien que te admira a través del filtro de las telenovelas?
Esta experiencia me enseñó mucho y aportó una fuerza aún mayor en mi autenticidad a mi vida. Aprendí a ser más generosa conmigo misma, a valorar mi verdad y la importancia de ser quien realmente soy, sin las máscaras que muchas veces requiere la actuación. Esta experiencia fue transformadora y me permitió crecer no sólo como artista, sino como ser humano.
A lo largo de tu carrera, participaste en varias superproducciones bíblicas en Record. ¿Qué es lo que más te atrae de estos proyectos y cómo fue actuar en historias tan icónicas?
Participar en estas producciones súper bíblicas en Record siempre ha sido un gran regalo. Lo que más me atrae de estos proyectos es la oportunidad de hablar de fe, de mostrar que, a través de la fe, podemos lograr mucho más de lo que pedimos o pensamos. Siempre me ha apasionado Jesucristo y ya conocía muchas historias bíblicas antes de actuar en ellas. Pero poder vivir estos personajes en escenarios como Jerusalén, Babilonia, Egipto e incluso la Tierra Prometida fortaleció aún más mi fe.
Estos proyectos me permitieron profundizar los principios que aprendí a lo largo de mi vida y me apasionaron aún más por Dios y todo lo que Él representa. Además, tuve la oportunidad de descubrir países y culturas que, quizás, nunca había tenido la curiosidad de explorar. Cada producción fue una experiencia rica, no sólo en términos profesionales, sino también espirituales y culturales. Estas historias icónicas no sólo han dado forma a mi carrera, sino que también han fortalecido mi conexión con la espiritualidad y el arte de contar historias que tocan profundamente a las personas.

En 2024 interpretarás a un personaje emblemático que representa la depresión en la película «Sale». ¿Cómo fue el proceso de preparación para este papel y qué desafíos enfrentó al retratar un tema tan delicado?
Esta película tiene todo lo que necesita para impactar a muchas personas y yo quedé profundamente impactado cuando me preparé para este papel. Retratar algo tan abstracto como la depresión, que se presenta y afecta indirectamente a quienes la padecen, fue uno de los mayores desafíos a los que me he enfrentado. Construir personajes como Gahiji, Paulo o Matías fue un proceso diferente, porque son personas como yo, con emociones y reacciones que podemos entender. Pero personificar un sentimiento, una sensación, transformar una enfermedad en algo tangible, fue todo un desafío.
Indagar en ciertos cajones emocionales puede ser arriesgado, y tuve que distanciarme de este personaje constantemente. La depresión tiene una seducción peligrosa, coquetear con algo tan abstracto puede llevarte a ese estado. Normalmente me gusta lanzarme a mis personajes sin paracaídas, pero en este caso pisé con mucho respeto y miedo este terreno pantanoso. Fue un proceso de construcción intenso, que me exigió tener cuidado de no dejarme tragar por esta oscuridad, pero también una experiencia de aprendizaje y crecimiento como artista.
¿Cómo fue participar en la película de Lucas Neto, «Lucas y los Dinos»? ¿Cómo equilibras estos papeles más ligeros con los más intensos, como «Gale»?
Participar en la película Lucas y los Dinos fue una experiencia maravillosa, sobre todo porque tengo una conexión muy fuerte con los niños. Comunicarse con ellos a través de una película protagonizada por un ícono como Lucas Neto fue realmente especial. El proceso de interpretar a un instructor del parque, hacer voces y estar cerca del público fue enriquecedor y ligero.
Equilibrar roles más ligeros con otros más intensos, como Vendaval, implica entrar en el flujo de lo que se presenta. Acepto lo que viene, lo suelto cuando es necesario y dejo que el proceso suceda. Cada personaje, ya sea ligero o intenso, tiene su propio espacio e importancia. Mantengo un enfoque fluido, permitiendo que cada papel me enseñe algo nuevo y enriquezca mi experiencia como actor.
Con una carrera tan diversa, que incluye teatro, cine y televisión, ¿cómo te mantienes motivado y en constante evolución como actor?
No es fácil ser actor en un país donde muchas veces el arte no es valorado como debería y donde quienes lo promueven no reciben el reconocimiento que merecen. Sin embargo, la diversificación es lo que mantiene encendido el entusiasmo. La posibilidad de explorar diferentes lenguajes y formas de expresión, y navegar por los laberintos de estos variados mundos, es lo que me encanta.
Yo evoluciono como individuo y mis personajes siguen esta evolución personal. A medida que enfrentamos nuestros miedos y nos desafiamos a nosotros mismos, los personajes que interpretamos, a menudo con miedos similares, nos brindan una comprensión más profunda de esos sentimientos. Cada rol es una nueva oportunidad de crecimiento y descubrimiento, y este viaje constante es lo que hace que todo sea mágico y maravilloso.
Con tantos logros en tu carrera, ¿qué te queda aún por lograr? ¿Cuáles son tus próximos sueños y metas en la actuación u otras áreas de tu vida artística?
Lo que me mantiene viva y poderosa son mis sueños y deseos, que son muchos. Todavía tengo grandes aspiraciones, como ser protagonista y explorar el papel de villano, además de buscar una oportunidad como presentadora, algo que vengo cultivando desde que era adolescente.
Sueño con trabajar con grandes nombres como Glória Pires, a quien admiro profundamente, y Fernanda Montenegro, un verdadero monstruo de la actuación. Quiero explorar todas las formas de arte posibles, sudar el delicioso sudor de personajes intensos y vibrantes. Mi objetivo es ser un artista completo, capaz de sumergirme en todas las oportunidades que me ofrece el arte, manteniéndome siempre poderoso y apasionado por lo que hago.
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