Figura destacada en medicina integrativa y longevidad, la Dra. Marianna Magri ha revolucionado la comprensión del cuerpo y la mente en la medicina contemporánea. Al frente de la Clínica Magri y el Grupo Magri, propone un enfoque que va más allá de las pruebas de laboratorio y los protocolos tradicionales, combinando ciencia, estética y autoconciencia con un único propósito: devolver la vitalidad y la consciencia a las personas.
Creadora de la filosofía «Magri Life», que une salud, rendimiento y propósito, Marianna defiende que el verdadero bienestar surge del equilibrio entre cuerpo, mente y energía. Además de brindar atención personalizada y precisa al paciente, también lidera el programa de mentoría «De Doctor a Doctor», una iniciativa destinada a capacitar a profesionales que buscan una carrera médica con propósito y sostenible.
Con una carrera marcada por la innovación y la humanización, la Dra. Marianna Magri continúa expandiendo su impacto en el campo de la salud e inspirando a una nueva generación de mujeres a mirar a la medicina -y a sí mismas- con mayor conciencia, empatía y el poder de la transformación.
Dra. Marianna, ¿qué la llevó a ampliar su perspectiva de la medicina tradicional hacia un enfoque más integrador centrado en la longevidad y el bienestar femenino?
Siempre he creído que la salud no es la ausencia de enfermedad, sino la presencia de vitalidad. Al principio de mi carrera, noté un patrón recurrente: personas agotadas con síntomas reales, pero con resultados de pruebas «normales». Esta idea de normalidad siempre me ha inquietado, porque los parámetros de laboratorio son estadísticos, no individuales. La medicina tradicional aún se basa en promedios poblacionales, cuando en realidad deberíamos buscar la optimización, no solo la normalidad.
Fue durante mi primera especialización que me di cuenta de que la medicina necesitaba volver a ser un espacio de precisión y reconexión: cuerpo, mente, energía y estética como un solo sistema. La medicina de precisión me enseñó que cada cuerpo tiene sus propias métricas y que tratar sin comprender el contexto es como intentar limpiar hielo: se alivian los síntomas, pero se mantienen activas las causas subyacentes.
Hoy, veo la longevidad como consecuencia de la consciencia. Se construye cuando optimizamos lo que sustenta la salud (sueño, nutrición, movimiento, equilibrio emocional) y silenciamos los procesos inflamatorios crónicos que nos erosionan silenciosamente. Y el verdadero bienestar comienza cuando entendemos que el autocuidado no es un lujo, sino una estructura vital.
Hablas mucho de «Magri Life» como filosofía de vida. ¿Cómo surgió este concepto y qué significa en la práctica, tanto para tus pacientes como para ti?
Magri Life nació de una crisis interna, de un momento en el que me di cuenta de que no solo quería ejercer la medicina, sino vivir según mis creencias. Poco después de graduarme, casi dejé la profesión. No me parecía lógico tratar a la gente solo con recetas genéricas y temporales. Quería comprender las causas, y me di cuenta de que, la mayoría de las veces, se encontraban en los hábitos, las emociones y el estilo de vida.
Comencé a estudiar medicina de precisión y la biología de la longevidad, y comprendí que la verdadera medicina comienza con las decisiones diarias: en el sueño, la alimentación, la gestión del estrés y la relación con nuestro cuerpo. Aprendí que un cuerpo sano refleja un sistema armonioso, y que el equilibrio metabólico, el desarrollo muscular y el control de la inflamación son tan importantes como los marcadores de laboratorio.
Hoy, en la Clínica Magri, trabajamos con pruebas genéticas y estrategias personalizadas porque creo que la personalización es la ética médica del futuro. Magri Life es esta filosofía de vivir con energía, claridad y presencia, con un cuerpo optimizado y una mente lúcida. Se trata de unir ciencia y sensibilidad, precisión y propósito.

Su mentoría ha transformado las carreras de muchos profesionales de la salud. ¿Cuál fue el punto de inflexión que le hizo darse cuenta de que podía —y debía— ayudar a otros médicos a emprender?
El punto de inflexión fue cuando me di cuenta de que lo que realmente transformó mi práctica no fueron los conocimientos técnicos, sino la mentalidad. Empecé a recibir mensajes de colegas que querían entender cómo podía combinar ciencia, estética, propósito y ligereza. Y comprendí que la medicina nos enseña a cuidar a los demás, pero no a cuidar nuestras propias estructuras: emocionales, creativas y financieras.
Creé el programa de mentoría Doctor to Doctor para enseñar lo que nunca nos habían enseñado antes: que el propósito y la sostenibilidad van de la mano, y que emprender una carrera en medicina no se trata de perder tu esencia, se trata de expandir tu impacto.
Comencé mi carrera trabajando por turnos en UCI móviles, en clínicas de bajos recursos y luego en centros de referencia de medicina funcional y nutrición. Fue durante este proceso que aprendí sobre gestión y me di cuenta de que quería construir algo diferente.
Así nació la Clínica Magri: una clínica boutique creada para ofrecer una experiencia médica que integra ciencia, estética y hospitalidad. Cada detalle fue diseñado para transmitir una sensación de cuidado, desde el servicio hasta el ambiente, el tiempo y la atención. Quería demostrar que es posible ofrecer un servicio excelente, humano y sostenible, e inspirar a otros médicos a hacer lo mismo.
¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentan las mujeres en la medicina hoy en día, especialmente cuando intentan equilibrar su carrera, su propósito y su vida personal?
La medicina sigue siendo un entorno estructurado en torno a la lógica masculina: rendimiento, control y resistencia. Las mujeres entran en este sistema y a menudo enferman intentando encajar. Se sienten culpables por desear equilibrio, belleza y tiempo, cuando, de hecho, estos son los pilares de la salud.
El mayor desafío es redefinir el significado del éxito. No se trata de hacer más, sino de hacerlo con constancia. Ser médico significa servir, pero también significa mantener la energía y el propósito para seguir sirviendo. Cuando las mujeres se permiten ser humanas, se convierten en profesionales más precisas, empáticas y poderosas.

Gestionar un grupo empresarial y una clínica exitosos requiere una mentalidad que trasciende la oficina. ¿Cómo desarrolló esta visión empresarial sin sacrificar la atención al paciente?
Desarrollar la perspicacia empresarial fue un acto de coherencia. Durante mucho tiempo, también creí que la gestión y la rentabilidad financiera eran temas ajenos a la medicina. Hasta que comprendí que sin gestión no hay impacto duradero, y que un negocio próspero es la consecuencia natural de una buena atención.
Aprender sobre marca, posicionamiento, experiencia y flujo de caja me permitió comprender la conexión entre la medicina y la cultura. Hoy, liderar el Grupo Magri y la Clínica Magri significa ampliar el alcance de un mismo propósito: cuidar a las personas en todas sus dimensiones: física, estética, emocional y cultural. Mi regla es simple: si algo mejora la experiencia humana, forma parte de mi medicina.
Tienes una presencia digital sólida e inspiradora. ¿Cómo te han ayudado las redes sociales a expandir tu mensaje y el alcance de tu trabajo, y cómo gestionas la responsabilidad de influir en tantas personas del sector sanitario?
Las redes sociales me enseñaron que el conocimiento sin vulnerabilidad no transforma. Al principio, me daba miedo la exposición. Con el tiempo, me di cuenta de que lo que conecta no es lo ideal, sino lo real: lo que ocurre tras bambalinas, el proceso, las dudas.
Internet me ha permitido traducir la ciencia a un lenguaje accesible, democratizar el acceso a la medicina de precisión e inspirar a las personas a cuidarse conscientemente. Para mí, influir significa educar con propósito. Es elevar el debate público sobre la salud y demostrar que la longevidad es una construcción cotidiana, no una promesa estética.

En su opinión, ¿qué aspectos aún deben evolucionar en la manera en que la medicina ve a las mujeres, especialmente cuando hablamos de autoestima, hormonas y bienestar integral?
La medicina aún considera el cuerpo como una máquina que necesita corrección, no como un sistema inteligente en constante búsqueda del equilibrio. Durante décadas, hemos reducido la salud a números y hemos olvidado que cada célula responde a su contexto emocional, nutricional y ambiental.
Creo en una medicina de potencia, no de deficiencia. Una medicina que entiende el sueño como un pilar hormonal, el músculo como un órgano endocrino, el ciclo como un punto de referencia metabólico y el deseo como un marcador vital. La autoestima, la libido, la energía: todo esto también es biología. La salud integral comienza cuando miramos al ser humano con profundidad y respeto, no con prisas ni protocolos.
¿Cuáles son sus próximos pasos con el Grupo Magri y el programa de mentoría «De Doctora a Doctora»? Y, de cara al futuro, ¿qué legado le gustaría dejar a la medicina y a las mujeres que la siguen?
El Grupo Magri se consolida como un ecosistema de salud, estética y consciencia, y la Clínica Magri representa la materialización de esta filosofía, un espacio que combina la medicina de precisión, la estética avanzada y el bienestar integral, con una perspectiva humana, sensorial y científica.
Más que una clínica, Clínica Magri es un centro de rendimiento y longevidad, donde cada detalle, desde la arquitectura hasta la experiencia del paciente, fue diseñado para transmitir lo que creo: que la ciencia y la estética son parte del mismo proceso de vitalidad.
En los próximos años, nos centraremos en expandir esta experiencia a nuevos formatos y ubicaciones, sin perder lo que nos distingue: atención profunda, personalización extrema y la búsqueda constante de la excelencia humana y científica. Quiero crear puentes entre la medicina y la cultura —documentales, cursos, proyectos— que demuestren que la longevidad es más que solo tiempo: es una cualidad de presencia, claridad mental y profundidad emocional.
Mi legado es simple: que las personas vuelvan a habitar sus propios cuerpos con inteligencia, y que la medicina vuelva a centrarse en las personas, no en los protocolos. La salud del futuro es la unión de la precisión y la consciencia, y eso es lo que me motiva cada día.
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