En medio de la racionalidad predominante en el mundo empresarial, Paulo Monteiro propone un enfoque innovador en su nuevo libro, Antimanual filosófico : para personas preocupadas por los dogmas organizacionales. Con una visión inspirada en Aristóteles, Sócrates, Nietzsche y Kant, Monteiro, consultor y docente en desarrollo humano y organizacional, ofrece una reflexión crítica sobre las jerarquías, la obsesión por los resultados y el individualismo en las organizaciones. El libro, que combina la teoría filosófica con el lenguaje práctico, pretende provocar una reevaluación de los paradigmas laborales y promover un enfoque más humanista y ético en el entorno empresarial. Al cuestionar las normas establecidas y enfatizar la importancia del propósito y la comunicación, Monteiro propone un viaje hacia una vida más consciente y organizaciones más humanas.
¿Cómo ve el impacto de la “excesiva racionalidad” en las organizaciones y cómo el “ Antimanual Filosófico ” propone un cambio en este escenario?
La revolución científica del siglo XVI con René Descartes, Francis Bacon y otros pensadores, colocó la razón y la medida concreta por encima de todos los aspectos de nuestra existencia. Las organizaciones se estructuraban con base en el enfoque cartesiano, es decir, jerárquicas, hiperespecializadas, divididas en partes aisladas y extremadamente técnicas . Toda la dimensión de la creatividad, la intuición, la capacidad de adaptación, que es parte de la naturaleza humana y colectiva, se ha atrofiado y como resultado tenemos organizaciones burocráticas y estancadas. En el libro propongo nuevos paradigmas y modus operandi. Por ejemplo, vivir el presente con toda la riqueza de lo que se manifiesta en el momento y, a partir de esta experiencia, crear futuros, en lugar de fijarnos en planes rígidos que se vuelven obsoletos muy rápidamente. Otro punto que menciono es lo que llamo inteligencia lúdica, la capacidad de integrar el hemisferio derecho del cerebro, responsable de acciones más creativas e intuitivas. La alegría puede y debe estar en el centro de las actividades y decisiones organizacionales, ya que abre nuevas posibilidades. Es urgente trascender la razón pura que se ha apoderado de las organizaciones durante siglos.
Utiliza las teorías de filósofos como Aristóteles, Sócrates, Nietzsche y Kant para deconstruir dogmas organizacionales. ¿Cuál de estos pensadores cree usted que desafía más la estructura tradicional de las empresas y por qué?
Todo el mundo desafía a las organizaciones. Pero quizás el más asertivo y provocador sea Nietzsche, ya que una de sus principales ideas era romper las estructuras vigentes en las principales instituciones que dominaban el mundo de su época. Dijo que vino a traer el martillo para destruir normas y dogmas. Este filósofo provocaría que las organizaciones actuales sean más dionisíacas, es decir, más fluidas, orgánicas, mutantes y menos apolíneas, cuya principal característica es la rigidez de las estructuras fijas y simétricas. Invitaría a los profesionales contemporáneos a sentir más, a bailar, a ser artistas en sus profesiones.
En el libro mencionas que la búsqueda constante de seguridad puede ser perjudicial. ¿Cómo se aplica esta visión al mundo empresarial y a las decisiones estratégicas de las empresas?
Todo lo que existe ocurre en un flujo de desequilibrio seguido de nuevos equilibrios. Querer que la vida sea predecible y estática es un delirio de los sapiens que quieren controlar y predecir todo lo que sucede a su alrededor. Esta pretensión anula la capacidad de adaptación y evolución que cada vez más debe desarrollar el ser humano, como ser inserto en un entorno cambiante. Las empresas y los profesionales deben aprender a fluir con el cambio, diseñar planes mínimos, con algunos hitos estratégicos y mucho margen para la experimentación, el aprendizaje y la innovación. Esta es una forma más sabia de caminar por un mundo que requiere cambios.
El trabajo explora cuestiones como el propósito, la ética y el diálogo en el lugar de trabajo. ¿Qué cambios prácticos cree que deberían adoptar los líderes empresariales para integrar estos conceptos en sus organizaciones?
El punto principal es considerar a los empleados como seres humanos, no como recursos. Sólo así los líderes podrán darse cuenta de la riqueza de los profesionales con los que tratan y, así, poder extraer lo mejor de cada uno. Para liderar de verdad ,es necesario conocer a cada profesional en su especificidad, en todo su potencial. Esto significará abrir ventanas para conversaciones cualitativas en la agenda, aprender a escuchar y aportar provocaciones para estimular la evolución.
¿Cómo ves la relación entre la “obsesión por los resultados” en las empresas y la pérdida de humanidad que mencionas en tu trabajo? ¿Cuáles serían los primeros pasos para equilibrar esta ecuación?
Veo los resultados como una consecuencia natural del trabajo realizado íntegramente. Pero la lógica organizacional invierte este orden y antepone los resultados a todo. Esta obsesión provoca presión y miedo en los empleados y crea culturas nerviosas, que acaban provocando agotamiento, incluso enfermedades mentales. La dinámica del capitalismo actual ignora el factor humano de la motivación y la excelencia, y apunta únicamente a los valores financieros. Este enfoque es insostenible y ya estamos viendo signos de esta patología sistémica.
¿De qué manera puede la filosofía servir como un oasis para los profesionales que buscan una vida más consciente y significativa, especialmente en un entorno tan acelerado y orientado a objetivos?
Filosofía significa semánticamente “amor a la sabiduría”. Es un viaje hacia algo que nos trasciende, hacia grandes principios y valores universales. La única manera de recorrer este camino es contemplando este universo más amplio, y para ello es necesario frenar, ir más allá de las tareas cotidianas y prácticas, para vivir experiencias más totalizadoras. Cuando somos capaces de acceder a esta existencia más consciente, todas nuestras acciones adquieren otro significado y cualidad. No necesitamos viajar a Grecia para beber el elixir de la filosofía. Podemos experimentar una vida superior en nuestras rutinas, desde una perspectiva más amplia, más humana, sostenible, en definitiva, más sabia.
¿Cómo ha influido su experiencia internacional en países como Estados Unidos, México y Chile en su visión sobre el desarrollo humano y organizacional?
El aspecto principal fue la riqueza de conocer diferentes culturas y formas de vida. Me abrió la mente y me ayudó a comprender la diversidad y cómo los diferentes puntos de vista y hábitos pueden tener valor. Otro problema fue la adaptabilidad. En cada país tuve que cambiar no sólo físicamente y localmente, sino en comportamientos, ambientes, normas sociales, grupos de amigos, etc. Estas experiencias fueron fundamentales para mi trabajo, para acercar toda esta riqueza a empresas y profesionales.
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