Por Claudia Cataldi, corresponsal internacional

La visita organizada por la Escuela de Guerra Naval, bajo la conducción del Almirante Canela, a la Fragata Liberal, atracada en el muelle del Primer Distrito Naval, fue más que una actividad académica. Fue una experiencia sensible y profunda, capaz de revelar, en cada detalle, cuánto la Marina de Brasil cuida, con devoción y excelencia, sus navíos y su historia.

A bordo de la Fragata Liberal, cada pasillo, cada escotilla y cada pieza reflejan el mismo sentimiento de orgullo y pertenencia. No existe un solo rincón deteriorado ni una mancha de descuido. El brillo de los metales, la limpieza de los compartimientos, el orden riguroso y la serenidad de los tripulantes revelan algo que va más allá del deber: allí habita el amor, amor al uniforme, a la profesión y, sobre todo, a la patria brasileña.

Es admirable observar cómo un buque, curtido por los años y las misiones, se mantiene impecable cuando es cuidado con respeto. La Liberal no es solo una embarcación militar; es un organismo vivo sostenido por hombres y mujeres que la conocen en cada detalle, que dialogan con sus máquinas y la preservan como un bien sagrado. Todo en ella late en orden, disciplina y dignidad.

Los ciudadanos, muchas veces distantes de la vida en el mar, quizás no imaginen lo que significa tener una tripulación completa, silenciosa y vigilante, cumpliendo su deber en alta mar. Son marinos que enfrentan el aislamiento, la rutina rigurosa y la inmensidad del océano para que la soberanía de Brasil permanezca intacta, dentro y fuera de los límites de la Amazonia Azul. No buscan aplausos ni reconocimiento. Su recompensa está en el cumplimiento perfecto de la misión, en el funcionamiento impecable de cada sistema, en la certeza de que el país está protegido.

Mientras Brasil duerme, hay fragatas como la Liberal que navegan en silencio, asegurando la defensa de las rutas marítimas, el respeto a las fronteras y la presencia activa de la nación en el escenario internacional. Es el trabajo silencioso de la Marina de Brasil, hecho de técnica, coraje y entrega,  lo que garantiza que nuestra bandera continúe ondeando con dignidad sobre las aguas.

Presenciar de cerca ese compromiso es comprender que la fuerza de la Marina no reside solo en su capacidad operativa, sino en el alma de sus marinos. Es un Brasil que respira disciplina, honra y sacrificio. Y cuando un buque como la Liberal se mantiene impecable, es el reflejo de una institución entera que, con discreción y grandeza, sigue cuidando de la patria.

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