Dos muertes entrelazadas en el tiempo, un enigmático asesino y un jefe de policía decidido a resolver el caso, aunque le cueste la vida. Este es el escenario del thriller policial “Islas Flotantes”, escrito por el autor nacional J.L Amaral . La trama comienza con un incendio provocado en el que el alcalde de la ciudad, Santiago, aparece carbonizado y con los tobillos rotos, lo que lleva al jefe de policía Vítor, protagonista de la historia, a verse envuelto en un nuevo enigma ligado a su propio pasado.

La narrativa, que se desarrolla entre los años 1970 y 2011, lleva a Vitor a una isla flotante para descubrir el misterio detrás de las llamas. Durante la investigación, revive dolorosos recuerdos de un incidente idéntico ocurrido hace 33 años, cuando Naja, un joven delincuente e hijo de una familia influyente, fue asesinado de la misma forma y en el mismo lugar. ¿Fue esto un acto de venganza tardía o una quema de archivos? ¿Habrá nuevas víctimas?

En una trama llena de trauma, suspenso, inestabilidad emocional y superación, Vítor comienza a sospechar que su hermano gemelo, Benício, es el responsable de los homicidios. En 1978, para defender a Vítor, Benício se enfrentó a Naja y a otros cuatro delincuentes, entre ellos Santiago, que en ese momento no era alcalde. Estos hombres le rompieron las piernas a Vítor y casi lo matan.

Con escritura poética y personajes auténticos, “Floating Islands” va más allá de un mero thriller criminal. JL Amaral advierte a los lectores sobre los peligros de albergar sentimientos de venganza. El libro es una invitación a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones humanas, el poder de la hermandad y las consecuencias duraderas de acciones pasadas.

“Floating Islands” explora eventos de diferentes períodos, desde 1970 hasta 2011. ¿Cómo fue el proceso de crear e interconectar estos diferentes momentos en el tiempo para formar una trama cohesiva?

Fue un desafío, requirió atención al detalle, planificación anticipada y mucha, mucha concentración. Para la historia de Islas Flotantes, después de escribir el guión con los eventos principales, armé una línea de tiempo detallada, enumerando las escenas, las edades de los personajes, hasta que todo estuvo perfectamente conectado, los finales todos unidos. De esta manera pude moverme entre el pasado y el presente con seguridad, trabajando bien el lenguaje, sabiendo que había coherencia en la trama y que nada se perdería o quedaría sin desenlace.

El personaje Vitor se enfrenta a muchos traumas del pasado mientras investiga el caso. ¿Cómo desarrollaste la complejidad emocional de este personaje y su viaje a lo largo del libro?

Creo que la construcción de personajes fuertes y llamativos, como Vítor, es uno de los momentos más difíciles para los escritores. Tiendo a dedicarme, sin prisas, a profundizar en características, peculiaridades y gestos. Incluso definiendo ambientes, lazos de amistad y familiares, válvulas de escape, miedos y coraje, los secretos más íntimos, a los que sólo el lector tendrá acceso. Es estimulante. Siento que conozco a cada personaje, como si estuvieran ahí, justo frente a mí. Este proceso me ayuda mucho a describir situaciones y poner a los lectores a mi lado, observando las escenas. A partir de los traumas y secretos bien guardados por Vitor, y sobre todo siendo delegado, le di peso a este dilema interno que viviría a lo largo de la historia. ¡Me gustó el resultado!

La trama de “Islas Flotantes” involucra un misterio policial y cuestiones de venganza. ¿Cuál fue tu inspiración para abordar estos temas y cómo equilibraste los elementos de suspenso con los aspectos más humanos de la historia?

Todos tenemos una medida de vida buena y mala dentro de nosotros. Ese sentimiento que gana atención, una voz, habla más fuerte. El otro está en silencio, en silencio. No deja de existir, pero pierde fuerza. En la historia quería resaltar la importancia de la voz del mal, de la venganza, de quedarse en el pasado, de afrontarlo, de no dejarlo resonar, o se reflejará en quienes nos rodean. Con consecuencias que pueden salirse de control y sorprender.

Benício, el hermano gemelo de Vítor, es un personaje central de la trama y un posible sospechoso. ¿Puedes contarnos más sobre la relación entre los dos hermanos y cómo impacta la investigación?

El nombre Benício significa “el que hace el bien, el que hace bien”. Y precisamente él, que tanto bien hizo, que defendió a su hermano, acabó sufriendo las consecuencias. Y empezó a vivir para poder vengarse algún día. Vítor pensó que el problema se había resuelto desde el pasado, hasta que se topó con la escena en la isla. No estaba. Todo había vuelto. Todo. Llevaba un peso de culpa por lo que sufrió Benicio. Y trató de perdonarse a sí mismo. Pero no pude. A pesar de estar unidos desde el útero, los hechos detrás les impidieron tener una conexión pura y profunda, como antes. Las sospechas de los dos flotaban en el aire. Vítor no quería creerlo, en el fondo estaba luchando contra ello, pero las pistas que conducían hasta Benicio parecían muy claras. Fue una lucha contra el tiempo y las certezas.

El libro reflexiona sobre los peligros de albergar sentimientos de venganza. ¿Cómo espera que respondan los lectores a este mensaje y qué impacto tendrá en su interpretación de la historia?

Creo que si le damos voz al mal que vive dentro de nosotros, éste se arriesga y grita. Los hermanos siguieron caminos diferentes en este sentido, uno pensando, respirando, vengándose cada día, el otro intentando dejarlo todo y seguir con la vida. Por supuesto, diferentes cicatrices explicaban el entusiasmo de Benício, con efectos en quienes lo rodeaban.

J.L Amaral
J.L Amaral

“Floating Islands” es su lanzamiento más reciente, luego de varios trabajos exitosos. ¿Cómo ha evolucionado tu enfoque en la escritura y el desarrollo de personajes desde tu primer libro, “Entre Pontos”?

Ah, creo que las historias de los libros tuvieron procesos diferentes entre sí, únicos. Entre Pontos fluyó simple, deliberadamente simple. Es una historia para disfrutar. En Mariposas azules hablo del amor incondicional, sin que necesariamente exista implicación entre la pareja. Islas Flotantes me desafió porque era un género nuevo para mi escritura y quería combinar un lenguaje muy bien elaborado con una historia de suspenso que, al final, conmoviera a los lectores. Creo que logré unir los dos mundos.

Eres anunciante de formación. ¿Cómo influyó tu experiencia en el campo publicitario en tu escritura y en la construcción de las narrativas de tus novelas?

¿Sabes que la escritura creativa ha estado conmigo desde muy temprana edad, desde antes de la universidad? Mis padres todavía guardan una caja con varias notas y mensajes míos que les escribí cuando era niño. Hora del teléfono fijo, libreta y lápiz a tu lado. No escribí un simple mensaje para que mi madre llamara a mi tía. Escribí un poema para transmitir el mensaje. A los 8 años. Al mismo tiempo, teníamos perros grandes, les daba comida todas las noches. Una semana antes de que se me acabara la comida, le dejaba un pequeño cuento a mi padre, diciéndole que la comprara. Si no lo hacía, aumentaría el dramatismo del texto al día siguiente hasta que llegara un nuevo paquete. 40 años después, en una Bienal, cuando conté esta historia en una mesa literaria a los espectadores, mi madre confesó que mi padre compró la comida al día siguiente, pero la dejó en el baúl del auto porque quería leer más y más de mis textos. ¡Mira qué cosa tan maravillosa!

El entorno de las Islas Flotantes es bastante intrigante y único. ¿Cómo desarrollaste esta ambientación y qué papel juega en la atmósfera y el desarrollo de la trama?

Este hecho es curioso. Estábamos en un hotel aquí cerca de São Paulo, mi esposa, nuestro hijo y yo. En la presa donde una mañana hicimos algunas actividades de hotel, por la tarde apareció una isla enorme. De nada. Hacía bastante viento. Intrigados, bajamos a la presa para preguntar a los instructores del hotel cuál era esa formación. Uno de ellos respondió rápidamente: “¡Son islas flotantes! Se necesitan décadas para conseguir ese tamaño. Y como se forman a partir de plantas acuáticas, no tienen raíces fijas en la tierra. Se mueven con el viento. A veces permanecen amarrados en la orilla durante días, hasta que llega otro vendaval”. Me encantó el nombre, mi esposa comentó: “¿Alguna vez te has preguntado si en esta isla hay delitos?” En ese momento pensé “¡Ups! ¡Este es un gran libro! Allí, ese día y hora, nació el proyecto de las Islas Flotantes.

En “Islas flotantes”, la ciudad y sus secretos parecen jugar un papel casi tan importante como los propios personajes. ¿Cómo trabajaste con el entorno y la historia de la ciudad para enriquecer la narrativa?

¡Oh perfecto! El entorno en el que se desarrolla la historia marca la diferencia. Da peso. Implica. Siempre pienso en quien lo lee. Quiero la riqueza de los detalles. Tener a la persona ahí conmigo observando la escena, sintiendo las emociones, notando los detalles. En literatura, un punto o una coma ya cambian el ritmo del texto, imagina cuánto puede hacer un escenario bien descrito a la imaginación del lector. La forma misma de la isla, la forma en que está formada, su “libertad” para moverse de un lado a otro en la presa, la hierba alta que se forma sobre ella, ya trae algo siniestro, oscuro. Un escenario perfecto para que un criminal en serie actúe sin dejar pistas.

Su novela fue lanzada en la Bienal del Libro de São Paulo, importante evento del panorama literario. ¿Cómo fue esa experiencia y qué comentarios has recibido de los lectores hasta ahora sobre “Islas Flotantes”?

Fue un placer lanzar un libro en la Bienal. Tuve el honor de ser publicado por Qualis, que acogió la historia. Estuve presente en el evento durante varios días, autografiando copias de quienes compraron, hablando sobre la historia, el proceso de escritura, distribuyendo regalos y tomando varias fotografías. Salí de allí “flotando” de alegría. La respuesta ha sido excelente, la mayoría de los lectores me preguntan: “Hola JL, ¿cuándo saldrá Floating Islands 2?” Y esa es la mayor señal de que lo hice bien.

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