Las últimas previsiones Pilot and Technician Outlook (PTO) 2025–2044 de Boeing mantienen la pista despejada para las carreras en la aviación. La compañía calcula que las aerolíneas necesitarán 2,37 millones de nuevos profesionales en los próximos 20 años: 660.000 pilotos, 710.000 técnicos de mantenimiento y 1.000.000 tripulantes de cabina para volar y mantener la flota comercial mundial. Se trata de una de las señales más claras de que la aviación sigue siendo un sector sólido y lleno de oportunidades para quienes estén dispuestos a formarse.
¿Qué impulsa este apetito por talento? Boeing señala que la demanda mundial de viajes aéreos continúa superando el crecimiento económico, incluso tras una década turbulenta. El informe insiste en que la formación eficaz y un flujo estable de personal cualificado son ahora críticos para la seguridad y el crecimiento. Importante: la previsión se centra en la aviación comercial (aviones de más de 30 plazas) y excluye la aviación ejecutiva y los helicópteros civiles, lo que significa que las cifras podrían incluso subestimar las necesidades reales de toda la industria.
La formación también está cambiando rápidamente. Boeing destaca cómo el aprendizaje digital, la realidad mixta y las herramientas asistidas por inteligencia artificial están orientando la enseñanza hacia resultados basados en competencias y una adquisición de habilidades más rápida. Se esperan más simuladores inmersivos, programas de mantenimiento basados en datos y nuevos itinerarios que aceleren el desarrollo profesional temprano. Para los estudiantes que comiencen en 2025, esto se traducirá en una enseñanza más flexible, tecnológica y —sobre todo— en trayectorias de aprendizaje más seguras y eficientes.
La necesidad es global, pero no uniforme. El desglose regional de Boeing muestra que Norteamérica requerirá unos 435.000 nuevos profesionales, incluidos 119.000 pilotos y 123.000 técnicos, cifras impulsadas por jubilaciones y un tráfico sostenido. China (426.000 en total) y Eurasia (550.000) también son polos de gran demanda, mientras que el sudeste asiático (243.000) y Oriente Medio (234.000) continúan expandiéndose con flotas jóvenes y nuevas rutas. Para quienes buscan empleo, el mensaje es claro: hay múltiples “pistas de aterrizaje” para una carrera en vuelo o mantenimiento, desde centros históricos hasta mercados emergentes.
Quienes siguieron el informe de Boeing el año pasado notarán un pequeño ajuste: la demanda de pilotos se reduce ligeramente respecto a 2024 (en torno a un –2,1 %), pero sigue siendo históricamente alta. En otras palabras, la industria aún necesita cientos de miles de nuevos aviadores; el nivel pasó de “crítico” a “críticamente alto”.
La chispa humana: por qué la gente sigue eligiendo volar
Las previsiones son útiles. Pero es la pasión la que lleva a los alumnos al aeropuerto al amanecer. Pocas personas transmiten mejor esa chispa que Mario McGee, fundador de Bario Aviation en San Antonio, Texas. Su camino comenzó con una imagen infantil: un avión fumigador sobrevolando campos durante un viaje familiar. Aquella escena se convirtió en una vida en cabina y más de 10.000 horas de vuelo, muchas de ellas como instructor. Preguntado sobre qué hace que volar sea tan transformador para los alumnos, lo resume así: «Después de tu primer aterrizaje, y tras tu primer vuelo en solitario, esa sensación de logro se queda contigo para siempre». El piloto Ignacio Jesús Valdés, que completó con éxito entrenamientos avanzados en vuelo e instrumentos en Bario, coincide plenamente. Ambos son los primeros de sus familias directas en volar.
«Esa sensación de autonomía personal, la idea de que puedes comandar una máquina compleja en tres dimensiones», afirma Valdés, «explica por qué la formación de pilotos sigue siendo magnética incluso cuando aerolíneas y reguladores endurecen los requisitos». Esta visión se suma a la idea de que la exposición temprana, la formación accesible y los itinerarios claros son esenciales para construir la fuerza laboral del mañana.
Para los futuros pilotos, la siguiente pregunta es por dónde empezar. Bario Aviation, la escuela de McGee, opera en Kelly Field (KSKF), en Port San Antonio, con una estructura diseñada para atender tanto a quienes cambian de carrera como a quienes vuelan por primera vez o pilotos que perfeccionan habilidades avanzadas. La escuela ofrece un paquete completo de servicios —formación de vuelo, alquiler de aeronaves, mantenimiento y vuelos turísticos— que acompaña al alumno desde la primera lección hasta el examen final y más allá.
El entorno de formación de Bario también se beneficia del espacio aéreo poco congestionado y de la proximidad al centro de la ciudad, una combinación que permite a los estudiantes maximizar el tiempo en vuelo en lugar de perderlo en rodajes. Ese ecosistema práctico (hangar, aulas, despacho y pista) refleja cómo las escuelas modernas se están alineando con el llamamiento de Boeing a reforzar la capacidad y la eficiencia en la formación.
En cuanto al equipamiento, Bario dispone de una flota pragmática, que incluye un bimotor (N694JS) con panel Garmin actualizado, un recurso valioso para los alumnos que buscan habilitaciones multimotor y para los empleadores que valoran la competencia instrumental y la fluidez en aviónica. La oferta publicada de la escuela y las actualizaciones regulares de su flota subrayan una verdad básica del mercado actual de formación: la actualidad y la capacidad importan.
Si unimos la visión macro de Boeing con la propuesta de McGee, las perspectivas para 2025 aparecen sorprendentemente alineadas: fuerte demanda a largo plazo y escuelas preparadas para ofrecer calidad y rendimiento. Para los estudiantes, tres implicaciones prácticas destacan:
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El momento favorece a los pioneros. Con las jubilaciones en marcha y el crecimiento de las flotas, quienes empiecen en 2025 podrían estar “listos para trabajar” justo cuando las aerolíneas sigan contratando.
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La formación se moderniza. Habrá más programas basados en competencias, uso de VR/AR para procedimientos y escenarios de seguridad, y formación en mantenimiento con datos, lo que permitirá aprender más rápido y con mayor seguridad. Conviene elegir escuelas que adopten estos métodos.
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Los caminos son múltiples. Los datos regionales confirman que no existe un único mercado “correcto”. Norteamérica sigue fuerte; Asia y Oriente Medio son dinámicos; Europa y América Latina muestran una necesidad constante. La portabilidad de licencias y las estrategias de habilitación de tipo pueden abrir varias geografías.
De vuelta en San Antonio, McGee subraya que la motivación que observa cada día no es abstracta. Es personal. Los estudiantes van desde personas que buscan convertirse en pilotos de aerolínea hasta soñadores de toda la vida que, por fin, se apuntan a su primera clase. El papel de la escuela es transformar ese entusiasmo en competencia a través de una instrucción constante, una cultura de seguridad y la capacidad suficiente para que los alumnos realmente vuelen.
Conclusión para 2025: las cifras son reales, la tecnología está lista y la pista está abierta. Para cualquiera que alguna vez haya mirado un estela en el cielo preguntándose “¿podría ser yo?”, la respuesta de la industria es sí. Y para muchos de esos futuros aviadores, lugares como Bario Aviation en Kelly Field serán donde ese “sí” empiece a despegar.