Con una narrativa que abarca la Guerra Civil Española y los Años de Plomo en Brasil, la escritora Marden Marques Soares presenta El Hilo que Todo lo Une, una novela que entrelaza la memoria, la resistencia y los lazos familiares marcados por la pérdida, el exilio y la herencia emocional. Siguiendo a personajes cuyas historias se entrecruzan a lo largo de generaciones —entre Barcelona, Fortaleza y Brasilia—, la obra revela cómo los traumas y afectos colectivos persisten como hilos invisibles que conectan épocas y vidas distintas.
Entrelazas con sensibilidad el pasado y el presente al retratar la Guerra Civil Española y los Años de Plomo en Brasil. ¿Cómo fue para ti el proceso emocional de revisitar estos dolorosos períodos de la historia al convertirlos en ficción?
Tuve el privilegio —y también la carga— de experimentar distintos aspectos de aquellos tiempos turbulentos. Participé en el movimiento estudiantil, cuando los debates sobre el país ardían con la pasión de la juventud, y, poco después, serví en el Ejército durante cuatro años, todavía bajo el régimen militar. Esta doble experiencia me da la audacia de considerarme un observador privilegiado, siempre atento al elemento humano tras los acontecimientos históricos. La Guerra Civil Española emergió casi sin previo aviso en la narrativa. Los escritores lo saben: a veces, las ideas toman las riendas y dirigen la historia. Soy un lector voraz y, sin duda, me influyeron las lecturas sobre el tema, pero en cuanto al contexto general de la obra, me influyó sobre todo la situación actual, donde tristemente asistimos al resurgimiento de antagonismos radicales que dividen a hermanos por razones triviales.
Florence, Conchita y Pedro Juan Casajús son personajes atravesados por el exilio, la búsqueda y la pérdida de afectos. ¿Cuánto de estas historias nacieron de tu propia escucha y observación de los legados familiares y los recuerdos silenciados?
Al final del libro, me encargué de incluir un capítulo titulado La verdad sea dicha , donde menciono fuentes históricas que me sirvieron de base y también Explicaré algunas de mis inspiraciones, como la elección del nombre Casajús y la historia de la «Casa do Grito», inspirada en una situación real inusual aquí en Lago Norte, Brasilia, donde vivo. Las experiencias que he acumulado a lo largo de los años, combinadas con la lectura y la observación cotidiana, fueron esenciales para desarrollar los personajes. Curiosamente, muchas ideas surgieron durante las sesiones de remo en una máquina que uso en mi patio, como si el movimiento rítmico despertara recuerdos y posibilidades narrativas.
Al abordar temas como la represión, las desapariciones y la persecución política, decide dar voz a personajes que a menudo quedan olvidados en los registros oficiales. ¿Qué responsabilidad siente al convertir estas voces en literatura?
La intención principal era abordar la historia de forma accesible y sensible, sin caer en el maniqueísmo. Busqué iluminar el lado humano presente en ambos bandos de los conflictos, con sus errores, angustias y contradicciones. Creo que la mayor responsabilidad reside en la memoria y la conciencia colectiva: recordar, sí, pero también comprender. Y, sobre todo, reafirmar el valor innegociable de la democracia y el humanismo, para que los errores del pasado no se repitan.
La mujer negra perseguida por la dictadura aporta una poderosa capa de interseccionalidad a la narrativa. ¿Cómo decidiste incluir esta perspectiva y cómo buscaste retratarla con respeto y profundidad?
Este personaje surgió de forma natural, como exigen las buenas historias. Es hermana de otro personaje importante, y su presencia fue dictada por la lógica de la trama. No fue forzada ni planificada, pero una vez presente, requirió de mi cuidado y dedicación para asegurar que su trayectoria fuera tratada con el respeto y la profundidad que merecía. La novela tiene su libertad creativa, pero también exige un rigor discreto para que cada detalle contribuya a la verdad interior de la narrativa.
Tu libro explora ciudades como Barcelona, Fortaleza y Brasilia, y hay una fuerte geografía emocional que acompaña los viajes de los personajes. ¿Qué lugares del mundo —y de tu propia vida— sentiste que resonaron con mayor intensidad al escribir?
Cada una de estas ciudades dejó una huella única en mí. Brasilia ha sido mi hogar durante más de medio siglo; Fortaleza fue donde me casé y viví momentos importantes; y Barcelona me cautivó con su arte vibrante y su historia resiliente. Estos lugares no solo sirvieron como escenario, sino que también resonaron en mí como recuerdos emotivos que moldearon la historia. Manresa entró en la trama por su importancia histórica y por Montserrat.
La metáfora del «hilo que todo lo conecta» es a la vez hermosa y perturbadora. ¿Cuándo se dio cuenta de que este era el título adecuado para la obra, y cómo esta imagen simbólica le acompañó a lo largo de la narrativa?
La comprensión del título llegó en los capítulos finales, como una revelación silenciosa. En cierto punto, comprendí que la vida, como la narrativa, está tejida por hilos casi invisibles: experiencias, afectos, pérdidas y reencuentros. Hay un hilo, sí, que parece indicar un posible sentido a la existencia. Pero no revelaré el secreto aquí. Tienes que leer el libro para descubrirlo.
Tras el reconocimiento de «Parabolas da Borboleta», este nuevo libro reafirma su capacidad para combinar narrativa y sensibilidad. ¿Qué ha cambiado en su escritura —o en usted— entre un proyecto y el siguiente?
Tuve la fortuna de nacer en un hogar donde la sabiduría se transmitía con cariño. Parábolas de la Mariposa , escrito en 2019, surgió casi como un homenaje lúdico a las enseñanzas que recibí de mis padres, de quienes recibí, como mi mayor herencia, el estímulo para la lectura. Este nuevo libro, sin embargo, nace de una motivación diferente: profundiza en conflictos sociales e históricos más amplios, sin perder la ternura que considero esencial para la buena literatura. Siento que mi escritura ha madurado, quizás más serena, pero no menos apasionada.
A pesar de tocar profundas heridas sociales, El Hilo que lo Une Todo también celebra la esperanza y la fuerza de los lazos humanos. ¿Qué tipo de esperanza espera inspirar en los lectores al final de este libro?
Mi primer deseo es simple: que el lector quede fascinado por la lectura, que desee pasar página, saber qué sucede después. Luego, espero que perciba con naturalidad las conexiones entre la novela y la vida real. Y que, en este entretejido de épocas, personajes e ideas, pueda encontrar, aunque sea sutilmente, un hilo de esperanza para seguir adelante, tanto en la historia como en sus propias vidas.
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